top of page
  • TikTok
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Instagram
  • YouTube

“ASHÉ: PRINCIPIO DIVINO DE LA EXISTENCIA”

Esta palabra la encontramos en todos lados y en todos los post, o platicas incluso entre religiosos, pero realmente ¿qué dice o

a qué hace referencia la palabra ASHE? en seguida pondré una definición que se encuentra en el libro “Orí Eledá mí ó... Si mi cabeza no me vende, de Willie Ramos” y resumo lo siguiente:

Los lukumíes enfatizan que por encima de los orishas, ¡nada más!.

Los lukumíes rinden culto a un Ser Superior conocido como Olorún—Dueño de los Cielos; Olodumare—Dueño de las vastas extensiones del universo; y con más frecuencia Olofín—Dueño del palacio celestial.

El concepto de Olodumare, Olorún, Olofín de que sea la idea de un ser supremo, menciona Verger que puede no se origine de los Yorubas, esto lo expuso en su tesis y según esta tesis el concepto de Olodumare como Dios Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente es probablemente una introducción del contacto de estos con el pueblo Islámico o Cristiano.

La visión de Verger EL ASHÉ es un concepto más próximo a la idea de un Dios Creador que existió en el antiguo Yoruba antes del contacto con el Islam y el Cristianismo, sin embargo este concepto es muy polémico y se cree nunca tendrá solución definitiva.

La tradición oral mantiene que antes de la creación del universo, Olorún existía solamente en forma de ashé, como la energía generadora; la fuerza vital. Con el tiempo, el ashé asumió la conciencia de aquello que llamamos Olorún, del naciente universo y de todo lo que en el existe, menciona que “Los orishas—divinidades que asisten a Olorún en las tareas del universo y dependen del ashé para su propia existencia, fueron los primeros seres que nacieron del ashé. Para los lukumíes, los orishas son las personificaciones más importantes de las cualidades divinas de Olorún, mediadores entre la humanidad y el Ser Supremo, ya que al ser antropomórficos, también poseen las cualidades de los humanos.”

Según la mitología yoruba, la creación de la humanidad fue delegada a Obatalá, el mayor de los orishas y deidad de la pureza. Obatalá, el primogénito de Olorún, es el representante directo del Creador en Ayé—la tierra. Se le elogia con el título de Alabalashé, ibikejí Olodumare—aquél que sostiene el cetro del ashé (o poder), diputado de Olodumare. Obatalá moldea los cuerpos humanos de barro, por lo cual se le llama Alamoreré—el escultor. Solamente Olodumare tiene la habilidad de dar vida y sólo Olorún puede insuflar el emi—el soplo Divino, ashé o gracia sagrada que da vida a todo lo que Obatalá crea. Por ende, Olodumare es Eledá—aquel que crea—la presencia majestuosa y siempre-observante del Ser Supremo en toda Su creación.

Los lukumíes creen que cuando el universo fue creado, todo cuanto Olodumare creó lo imbuyó con su poder a través de ashé, energía mística que permea el universo, esencia de vitalidad y de existencia. Ashé es poder, energía generadora, fuerza de vida. Está presente en todas las cosas”

Olorún es una Deidad eternamente presente y activa, a través de su propia emanación y fuerza creadora conocida como ashé. De este modo, ashé debe ser entendido como la presencia prolífica de la Divinidad en todo lo que hay en el universo. De Olorún emana la vida y la materia.


Como estas son sus “hijas,” emanaciones de la Divinidad, ambas son producto y conductoras de ashé, fijando un “fragmento” de Olorún y de Su gracia en cada elemento del universo. Entonces, a través del ashé, Olodumare es Omnipresente, Omnisciente y Omnipotente, siempre atento a las acciones del universo, y particularmente con aquellas de los seres humanos.

Ninguna definición es capaz de proveer un entendimiento satisfactorio de todo lo que el ashé es y encierra. Por su propia naturaleza, ashé es algo totalmente inefable. Una de las mejores descripciones de ashé ha sido dada por el mismo Verger. Aplicando las teorías de Durkheim al concepto de ashé, señala:

…Los Yorubas nunca han visto el ashé, ni pretenden personificarlo. Tampoco pueden definirlo con atributos o características determinadas. Éste envuelve todo el misterio, toda la energía secreta, toda divinidad. Ninguna enumeración consigue ser lo suficientemente exhaustiva en esta idea infinitamente compleja. No es un poder definido ni definible, es el propio Poder en el sentido absoluto, sin epíteto ni determinación de alguna especie…es el principio de todo lo que vive, está o se mueve. La vida entera es ashé”.

“El historiador de arte Robert F. Thompson llama al ashé “el-poder-de-hacer-que-las-cosas-sucedan…”

“Otros estudiosos se refieren a él como “el poder vital, la energía, la gran fuerza de todas las cosas”; fuerza de vida; fuerza para-divina; fuerza divina, vivificante o mística; fuerza o potencia generadora.”

Todos coinciden en que: El ashé es todo, y es mucho más, por propia naturaleza, ya que ashé es existencia. Sin ashé, nada es posible. No obstante, ninguna definición le hace justicia, ya que por su propia naturaleza, ashé está más allá de las definiciones y de la completa comprensión humana.”

La religión lukumí, como es practicada en Cuba y en la diáspora cubana, depende altamente de ashé. Para los lukumíes, ashé es la raison d’etre del universo y el patrimonio más sagrado y reverenciado de la humanidad.

El ashé es todo lo que fue y será; ashé es eterno. Ashé es divinidad, vida, existencia, esencia, poder, energía, vigor, fuerza, vitalidad, causa y efecto, gracia divina, conocimiento, autoridad, sabiduría, experiencia; en fin, ashé es todo. Más importante aún, ashé está prontamente accesible y disponible, idealmente para el progreso y el bienestar de la creación de Olorún.

Los seres humanos se ponen en contacto con la energía y la aplican para satisfacer sus necesidades, idealmente para el avance material y espiritual, individual y colectivo, y para el desenvolvimiento de iwá—carácter moral que ordena respeto y reverencia.16 Una vez en armonía con ashé, los seres humanos pasan a vivir vidas productivas y realizadas.

Olorún es el Alfa y el Omega, Yin y Yang, comienzo y fin. El bien o el mal son resultados de las acciones humanas y no de una batalla cosmológica entre dos entidades o fuerzas. Un proverbio lukumí asociado con el odu Okana nos recuerda que, “para que haya bueno, tiene que haber malo”. Ashé es neutro. No es “…ni bueno ni malo, ni moral ni perverso, ni puro ni impuro, algo más que la energía eléctrica o nuclear”.

“Iwá—carácter ético y moral—es de extrema importancia en relación al ashé, desde que el comportamiento apropiado en Ayé influencia el acceso humano al ashé, tanto en la vida presente como en la ulterior.”

Olorún vigila la conducta de un individuo, durante la vida de éste, a través de ciertas energías corpóreas que mantienen “registros” del comportamiento humano.

Otra de las varias funciones de Obatalá es enseñar moralidad y orden a la humanidad, sirviendo de ejemplo a ser seguido por ésta.

Desarrollar iwá reré—buen carácter moral—requiere no solamente devoción y respeto por Olorún, por los orishas y los ancestros, más también por los compañeros humanos y por todas las creaciones de Olorún. Es importante—incluso, exigido—que el individuo sea un buen hijo, un buen hermano, un buen padre, un buen ciudadano.

¿Para ti que es ASHÉ? ¿Coincides con esta definición?

Todo texto es sacado de Orí Eledá mí ó . . . Si mi cabeza no me vende Miguel "Willie" Ramos & Ilari Oba Es posible que este material esté protegido por copyright.



 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

CANTOS DE ORULA

PARA BABALAWOS Aquí te enseño la traducción de estos cantos empleados cuando se va a oficiar con orula. Orun la maa iboru, orun la maa...

Comments


bottom of page